Enrique IV. Hereda el trono de su padre Juan II en 1454. Reina hasta su
muerte. Su trono se caracteriza por su falta de determinación y los continuos
virajes de su reinado, provocados por los nobles que se moverán por sus
intereses dentro de la Corte. Tiene como única heredera a su hija Juana. Se le
conoce como Enrique ‘‘el impotente’’.
Juana de Castilla. También conocida como Juana la Beltraneja. Hija de Enrique
IV y Juana de Portugal. Desde su nacimiento se pondrá en duda su legitimidad
como hija del monarca. A la muerte de su padre disputa la sucesión contra
su tía Isabel de Castilla. Es apoyada por Portugal pero pierde la guerra que
desencadena la sucesión. Tras la derrota entra en las Clarisas de Santarem y
muere en el convento de Coimbra.
Alfonso de Castilla. Hermano de Enrique IV e Isabel la Católica. Llega a
ser proclamado rey de Castilla tras la Afrenta de Ávila en 1465. Sin embargo,
muere tres años después dejando a su hermano, en ese momento, como único rey
legítimo. Muere a la edad de 14 años. Durante la guerra, en su estancia en
Ávila junto a su hermana Isabel, muere de la noche a la mañana. En principio no
hay rastro de pestilencia en su cadáver.
Isabel la Católica. Consigue ser la heredera al trono de su hermano
EnriqueIV. Corona de Castilla, desde 1474 a 1504. Es protagonista
en la formación de la doble monarquía castellano-aragonesa y del Estado
moderno, conformando un modelo político que recogerán y ampliarán los Austrias
y que se mantendrá por lo menos hasta la extinción de aquellas dinastías, a
finales del siglo XVII.
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