Más que un género, las mujeres en la edad moderna eran vistas como seres inferiores que tenían que dedicarse únicamente a ciertas labores específicas, pero quizás el principal rol por cumplir era el de procrear, es decir ser madres. Una mentalidad que se encontraba muy presente como herencia de la edad media, ya que se establecía una similitud entre ellas y la Virgen María. Pero también se le catalogaba como la principal promotora del pecado del hombre. La similitud entre la mujer y pecado era la constante en el imaginario colectivo de la sociedad de la época.
Bajo este ideal la posición social de la mujer siempre era
inferior a la del hombre, su único destino era el de concebir y cuidar a los
hijos, velar por el gobierno de la casa y estar siempre dispuesta a satisfacer
cualquier necesidad que tuviera el esposo. El concepto propio de mujer bella
giraba en relación con la capacidad única de ser madre, es decir una mujer
estéril no cumplía con los parámetros que establecía la sociedad. Así pues las
mujeres que no podían tener hijos se convertían en religiosas creyendo que de
esta forma el pecado de no ser madre sería perdonado.
Familia:
El concepto de familia como se conoce actualmente tiene sus
orígenes en este periodo de la historia. Es decir la familia nuclear en donde
se considera al hombre como principal proveedor, a la mujer como gobernante del
hogar y responsable de la educación, los hijos. El concepto familia cambia se
ajusta al contexto inmediato, así pues el principal papel de la mujer en la
familia es la fecundidad bajo esta concepción las familias eran grupos sociales
sumamente numerosos y la responsabilidad de educarlos recaía por completo en la
mujer.
La familia se consideraba como una institución impuesta por Dios y
tenía que ser respetado y honrada por las mujeres teniendo muchos hijos. Pero
en las clases altas el matrimonio era concebido como una simple asociación
económica. Se puede distinguir fácilmente la diferencia de significados que
puede tener la familia quedando evidenciado que el factor económico es un eje
transversal en el funcionamiento de esta institución social.
Trabajo:
El trabajo en la edad moderna se consideraba como una actividad
exclusiva para el hombre, la mujer por su parte tenía que consagrarse al
cuidado de los hijos, su esposo y su hogar. El trabajo que podía realizar la
mujer dentro de su casa no era catalogado como tal sino era su obligación y
tenía que cumplirlo como un mandato divino y social.
Pero sin embargo algunas mujeres solteras se dedicaban a ser
sirvientas o educar a los hijos de las grandes señoras. Otras mujeres
frustradas por no tener hijos se retiraban a los conventos dedicándose a
realizar actividades propias del hombre. Pero es precisamente durante la
reforma protestante en donde el trabajo para las mujeres tuvo mayor apertura.
Gracias a las transformaciones sociales, culturales y económicas que
experimentó la sociedad gracias a la reforma protestante las mujeres tuvieron
mayor participación en las actividades productivas, pero en las regiones en
donde la reforma no tuvo mayor impacto las mujeres continuaron su enclaustramiento
en las casas cuidando a los hijos.
Las principales actividades económicas que participaban las
mujeres eran el artesanado y los textiles, pero muchas de las mujeres dedicadas
a estos oficios eran solteras, viendo el trabajo como un mercado de posibles
pretendientes y así salir de ese estado de soltería.
Otro oficio muy característico de las mujeres eran aquellos
relacionados con la costura: la costura es un oficio reservado para las
mujeres. La mayoría de los trabajos de costura se realizaban en los hogares o
talleres pero también nos encontramos también una actividad callejera
relacionada con la costura, como estaba de moda llevar calzas o medias, había
puestos callejeros para arreglar los rotos de éstas. Para esta actividad
también se necesitaba una cierta regularidad por tratarse de un oficio
callejero y público.
Educación:
La educación es una institución que responde a un proyecto
ideológico establecido y en la época moderna no era la excepción. Las mujeres
eran las encargadas directas de educar a sus hijos(as) pero después de cierta
edad los varones aprendían directamente de sus padres. Se educaba con los
valores y principios básicos que regía la sociedad dependiendo del género del
hijo. Por ejemplo a las mujeres se les enseñaba los oficios domésticos como
lavar, planchar y servir la comida a los hombres entre otras cosas,
mientras a los varones se les educaba según la labor que desarrollaban sus
padres.
Se educaba a la mujer para dominar el hogar, no interesaba que
adquiriera otros conocimientos afirmando que la primera educación de los hijos
era responsabilidad de la madre. Las instituciones educativas tal como las
conocemos actualmente no existían, ya que esta es la época del surgimiento de
las universidades y la expansión del conocimiento.
La educación buscaba retomar todo aquel legado cultural de los
antiguos griegos y romanos y depositarlas en la mente de los varones
exclusivamente, pero la educación como tal se encontraba restringida, caía en
pocas manos y solo las familias de élite tenían la posibilidad de enviar a sus
hijos a centros de estudio. Posteriormente con la universalización del
conocimiento utilizando la razón las mujeres empiezan a educarse pero siempre
bajo los lineamientos de buena esposa y madre, impartiéndoles únicamente los conocimientos
básicos de hilado, cocción de alimentos y demás labores domésticas.
En definitiva existen unas limitaciones a la libertad y
posibilidades de vida de la mujer muy grandes. Incluso muchos pretenden que la
mejor forma de garantizar la vida honesta de la mujer es su recogimiento
(hablan incluso de su encerramiento). Porque esa cuestión moral en las mujeres
es esencial, se las divide en buenas y malas. Y su moralidad no se debe solo a
su comportamiento sino también a su fama. Es tan importante la fama porque
puede atacar al honor. Las mujeres no tienen honor propio, son depositarias del
honor del marido, y si la mujer se deshonra, también deshonra al marido. Otra
manera de atacar al honor es la fama: la mujer puede obrar de forma honrada
pero los demás pueden tener una opinión negativa sobre ella porque su
comportamiento en público puede ser sospechoso. La mujer ha de ser honrada y,
además, parecerlo.
Todo esto es lo que justifica las teorías sobre el recogimiento y
encerramiento de la mujer: para que la honra y la fama de la mujer no dañen el
honor del hombre es que las mujeres vivan encerradas.
La mayor parte de estos comportamientos en relación con el
matrimonio y el honor se aplican principalmente a los estamentos nobiliarios.
En los estamentos más humildes se rigen por el código de la supervivencia,
especialmente en el mundo rural, donde la unidad de producción es la familia.
El matrimonio por amor es percibido como un riesgo, un peligro,
especialmente entre las clases más elevadas. Entre las clases más humildes no
hay tantos mecanismos que regulen el matrimonio.
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